Oficialmente, la celebración en honor a San Agustín de Hipona está fechada el 28 de agosto. En el caso particular de esta fiesta la fecha es inamovible y todos los eventos previos se programan a partir de este día. La primera actividad es el paseo del Toro.
Se dice que, en algún momento de la historia de esta comunidad, alguien tuvo la ocurrencia de robarse un animal y, por algún motivo, compartirlo con la población para esta fiesta, sacrificándolo y destazándolo de la manera apropiada para ser cocinado y consumido por todos los asistentes.
Durante mucho tiempo se observó la práctica de sustraer el animal para la fiesta de alguna comunidad vecina. Hoy en día una persona o un grupo de personas voluntariamente donan el toro. Los Tenanches acuden con los encargados de este evento y realizan un ritual previo en el lugar donde está el animal; si tiene la docilidad suficiente se le adorna con algunos elementos que, incluso, puede que se utilicen para cocinar la carne posteriormente. Ya adornado (si lo consintió) se le pasea por las calles del barrio durante el día, con música y algarabía. Por la tarde el animal es sacrificado y destazado, esto último también, hasta hace pocos años, se realizaba en el templo. En el mismo lugar del sacrificio se reparte la carne entre un grupo de personas que la prepararán para el consumo. Esta actividad se realiza en sábado, uno o dos sábados antes de la semana de la fiesta.
Al día siguiente, el domingo, quienes prepararon la carne llegan al atrio con grandes recipientes; los visitantes se acercan a los Tenanches y ofrecen un donativo, es especie o en efectivo, son persignados por el sahumador, generalmente en grupos familiares o parejas, pocas veces personas solas y, al margen de que el donativo haya sido grande o pequeño, a todos se les invita del guiso que se preparó con la carne del Toro.
Antiguamente se hacía una velación previa a las festividades, ahí se hacía la preparación de la fiesta, pero alguno de los sacerdotes en turno prohibió esta velación. Algunos de los participantes están considerando retornarla ahora que no se les está prohibiendo.
Un ceremonial permanente en todas las fiestas de la región es el Novenario: en los nueve días previos a la festividad principal se dice un misa y se reza un rosario, dedicados o en encargo de los participantes de la fiesta.
Anteriormente se iniciaba la Novena con la participación de los vecinos de la Calle Nueva, acudía al templo la familia Lindero y lo adornaba. El día siguiente correspondía a la Danza Principal, a la Danza de Valse, la música de El Alba, etc., si faltaban días para completar los nueve podía optarse, por ejemplo, por la colonia de México y alguien, desde acá, se organizaba con los que residen en la Ciudad de México, el último día correspondía a la Mayordomía.
Ahora el Novenario se maneja por comunidades y parece difícil retornar a los usos tradicionales. Antiguamente las misas del Novenario se celebraban por la mañana y la gente, con una armonía y gran gusto cantaba:
Padre Agustín / Escucha nuestros cantos
Conviene aclarar que al cantar: Padre Agustín, se referían a San Agustín, no al célebre y también muy apreciado Padre Agustín Ayala. En aquellos tiempos no era raro que las crecientes del río complicaran las celebraciones, porque muchos de los participantes viven del otro lado del río, aun así, algunos cargueros cruzaban a nado, pero llegaban.
Hoy en día las actividades del Novenario se realizan por la tarde y no cuentan con esa emotiva asistencia.