Muy lejos de que eso fuera así. Ya cercano el día de la fiesta acudieron con el señor Aurelio Olalde, que tenía un grupo, se pusieron de acuerdo y lo contrataron. Los cuatro que andaban en la organización se dijeron: "Si falta dinero nosotros lo vamos a poner; y si sobra les damos un almuercito, un taquito, a los de la musiquilla".
No tuvieron que poner dinero y alcanzó para el almuerzo. Y a partir de ahí comenzaron a levantar la fiesta y a levantarla más cada año.
En algunas de sus ediciones la fiesta tenía, además de música: pirotecnia, danzas, jaripeos, pollos y yuntas. Los pollos fueron en una calle cercana, las yuntas en un terreno aledaño al panteón. Con el tiempo se organizó todo a base de cargueros pues, luego de la primera fiesta, al año siguiente tuvieron la idea de hacer un parande; hoy son siete los Parandes que incluyen cargos del grupo musical, del arreglo floral, de la tronería, del castillo, de las mañanitas, de la banda de música.
Sin embargo, al margen de la interesante historia que don Gregorio Mendoza nos cuenta sobre el origen de la fiesta de hoy en día, conviene decir que, actualmente, aunque el día dedicado a la Santa Cruz es el 3 de mayo, en esta fiesta, el día de más importancia se traslada al primer domingo posterior al 3 de mayo, a menos que el tres de mayo sea domingo en cuyo caso no se mueve nada.
Diez días antes del domingo designado, da inicio el novenario. Comenzando un viernes y terminando un sábado. Como sabemos, cada uno de dichos días es en honor y responsabilidad de una familia, misma que asume dicha encomienda.
En cada día del novenario hay una celebración eucarística y, adicionalmente, el día 3 de mayo, que suele quedar comprendido en el novenario, se ofrecen mañanitas con algún conjunto musical, muchas veces un mariachi, en alguna ocasión la música no sólo está presente en la mañana sino por la tarde o noche.