Chamacuero, Gto.
(También llamado Comonfort, Gto.)
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SITIOS Y DETALLES
Aquí están algunos edificios o detalles de éstos. También hay objetos y elementos que de tan comunes podrían haber sido fotografiados en cualquier parte pero, créanme, todos provienen del territorio chamacuerense.
 
DANZANTES Y OTROS
Les llamo Danzantes y otros porque en esta sección la mayor parte de las fotografías son de danzantes, pero hay también de personas que desfilan por alguna festividad cívica o quienes participan en alguna procesión. Lo que todos los participantes tienen en común es que están ataviados con alguna indumentaria en particular, sin embargo las imágenes, lejos de destacar la indumentaria, se concentran en los rostros y las expresiones.  Como es de imaginarse. ninguno de quienes aquí figuran me autorizó a retratarles y —menos aún— a figurar en esta página; si esto les desagrada no tienen más que hacérmelo saber para retirar la imágen. Por el momento el modo de contacto es el correo electrónico chamacueromexico@gmail.com.  Por el contrario, si les hubiese gustado su foto, con muchísimo gusto les envío el archivo electrónico en la resolución original, para que se manden imprimir una fotografía de gran formato, o les obsequio una imagen ya impresa, para tal efecto el modo de contacto es el mismo.




























Paisajes


Fotografías
PAISAJES

Estas fotografías no están aquí por que yo considere que son una obra de arte cada una de ellas, ni siquiera porque las considere buenas fotografías, las incluyo porque siento que transmiten muchas cosas, desde la evidente información documental que proporcionan, hasta lo que puedan despertar en cada espectador. Aunque prácticamente todas las imágenes son de mi autoría, toda colaboración será bienvenida. En las secciones previas hablamos de muchos temas y en la mayoría de ellos hay un buen número de imágenes. En esta sección, las imágenes no ilustran un tema específico, están aquí por sí mismas. Este apartado, que he llamado paisajes, contiene imágenes de espacios abiertos, en muchos lugares de nuestro municipio.



























GENTE

Creo que a ninguna de las personas que aquí figuran les pedí que posaran para una foto, la mayoría no supo que eran fotografiados y espero que no les moleste estar en esta página. Pero si así fuera no tienen más que hacérmelo saber para retirar sus imágenes. Si bien todos los presentes son personas honorables —y a algunos les aprecio y admiro en particular—, aquí sólo mostramos sus fotografías; en otras secciones de esta misma página hablamos o hablaremos de su trabajo o de su vida.





































Gente


Sitios y detalles


Danzantes y otros

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Danzantes
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(Tenemos un montón)



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en Julio
Conversaciones, con
don Armando Maldonado

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Dos fotografías y un libro de Agustín Ayala
Esta sección de nuestra página, a la que llamamos "Documentos" se ha vuelto casi imprescindible en nuestras actualizaciones, algo muy lógico si consideramos que los documentos para compartir son casi medio centenar.

Este documento es muy extenso, por lo que lo hemos dividido en dos partes. Contrario a la mayoría de los docuementos compartidos en esta sección, la mayor parte de cuanto se va ordenando ocurre fuera de Chamacuero, pero los terrenos, motivo del litigio sí están en nuestro municipio.

De manera atípica, pero muy importante, puedo darles la referencia del documento original, que se encuentra en el Archivo General de la Nación:   A.G.N. Mercedes. Vol. 13 Exp. Ix. Fs. 1 a la 23 V. También de manera inusual, comparado con nuestros documentos habituales, casi la totalidad de este archivo está escrito en papel sellado, no sólo la primera hoja como suele suceder en documentos más locales.

Pero como lo indica la referencia este es un solo legajo que compila otros documentos, cuando se debía sacar copia a un expediente no se respetaba la individualidad de cada uno. Se inciaba la copia y en donde terminaba alguno se continuaba el siguiente.  Pero un servidor, para facilitar la lectura y meter mis comentarios lo divido en partes como quizás lo fuera individualmente. Por ello mismo no tiene mucho sentido ir indicando en qué parte venía el sello de cada hoja, dado que estarían en mitad del texto correspondiente.
 
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Ignacios Camargos
Litigio de tierras
en 1278
El primer servicio
urbano de pasajeros
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Ignacios Camargos
Litigio de tierras en 1728 parte uno
Dos fotografías y un
libro de Agustín Ayala
Las dos primeras partes son una especie de resumen o encabezado de todo el legajo. De ahí su brevedad, el asunto, o al menos su planteamiento se desmenuza en el siguiente fragmento:
La larga fórmula para referirse al Rey de España es común a los documentos que éste  oficialemnte enviase, al margen de que de la mayoría de ellos no tuviera conocimiento. la palbra etcétera no es una adición de mi parte, aparece en el documento y además escriya de esta bella forma &a. Sin embargo, en muchos de los documentos ya transcritos o paleografiados aparece el etcétera luego de los primeros títulos del Rey.  En este caso parece ser que la enorme cantidad de lugares en los que este hombre era soberano, parecían demasiados aún para sus fieles escribanos.

Este documento parte desde la Real Audiencia, es decir que llegó hasta las autoridades virreynales por causas que se irán describiendo.

El resumen del litigio viene en el párrafo siguiente, Jacinto Valdez, entre otros cargos administrador de "propios y rentas" del Santuario de La Santa Cruz de Celaya, reclama un despojo de tierras que han sufrido en una fracción de tres labores de temporal, entiéndase tierras propias para el cultivo y que no poseen pozo o forma otra de riego que la lluvia. Estas labores de temporal están en la jurisdicción de Chamacuero, se definen sus cuatro linderos:
Al poniente el río;
Al oriente las minas (había extracción de mineral en el muncipio en esos tiempos);
Al sur la hacienda de don Francisco Vinchaca y
Al norte las tierras que el propio Santuario vendió a Francisco Sánchez Calderón, llamada Las Tinajas. 

En estos días no hay un lugar, al menos oficialmente, que se conozca como las Tinajas. Sin embargo, el problema no son Las Tinajas, sino la Labor con la que colinda al sur y le llaman San Pedro. El nombre de San Pedro sí nos ubica hoy en día, al norte del municipio, a la altura de Orduña de Arriba, pero del otro lado del Río.   Esta labor de San Pedro fue la que el vecino (Francisco Sánchez Calderón) ocupó no sólo sin autorización alguna sino de manera violenta.

Imagino yo que el tal Sánchez Calderón encontró facil suponer que las tierras que le habían vendido llegaban mucho más al sur de lo que le habían marcado inicialmente. Así que decidió ocuparlas, confiado en que faltaban unos trescientos años para deslindar terrenos con Geoposicionamiento Global.

Yun detalle chocante, el administrador directo de esta labor se la arrendó a unos indios nativos de ésta, "temeroso de no encontrar gente de razón que quisiera arrendarlas". Sí choca mucho el término autoimpuesto de "gente de razón" en contraposición a los indios.  Cabe destacar que el tal Francisco Sánchez Calderón siendo "gente de razón" no entendia razones al momento de apropiarse de tierras ajenas.

Más adelante, Jacinto Valdez recusa las autoridades del partido de Celaya, al que pertenecía Chamacuero dado que el propio Sánchez Calderón es escribano público y su sobrino teniente en Chamacuero. Teniente de escribano se entiende, una especie de encargado en segundo lugar. 

Esa es la denuncia inicial, consecuencia de ella se da el siguiente auto:


El primer servicio urbano de pasajeros
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Hace unos años le escuché a don José (Quintiliano) Prado platicar sobre las primeras concesiones para Taxis que se otorgaron en el municipio, al mencionar al señor José Arellano comentó también que él había establecido el primer servicio urbano de pasajeros. Siendo un tema muy interesante y siendo su hijo, Pepe Arellano, conocido mío desde la infancia, acudí a platicar con él sobre el tema; a partir de su información se configuró el siguiente artículo que, como si fuera un Ford Mercury 1955, me transportó al Chamacuero de hace sesenta años.

El señor José Arellano Rangel, a quien sus amigos apodaban "El Pando", nació en la cercana comunidad de Cañada de La Virgen en el año 1922; emigró a Comonfort cuando su padre decidió radicar en nuestro pueblo. En su juventud, como muchos comonforenses de antes y de ahora, se fue al norte a trabajar unos años. Regresó con algo de dinero y pudo adquirir una de las primeras concesiones (o permisos) para taxis que se otorgaron en el municipio. Era compañero de don Tilo, don Toño Hernández, don Pancho Hernández y don Eugenio Espinoza (a quien sus amigos le decían "El Caramelo") y otros tres o cuatro de los primeros taxistas. Cabe hacer mención que el permiso para el Taxi era casi tan costoso como el vehículo con que se prestaría el servicio.

Posteriormente compró un camión, un Ford Mercury 55; esto fue en el año 1967, aproximadamente o como muy tarde en 1968 (cuando las olimpiadas). Era un camión de línea, no se adaptó para el transporte de pasajeros aunque, como lo hacen evidentes las fechas, no era un autobús nuevo. 
 
Ojalá fuera tan fácil
En el año 2008, y durante el año siguiente, se realizó la remodelación del centro histórico de Comonfort, esta etapa ocupó la plaza Dr. Mora y sus calles aledañas, La plaza 5 de Febrero y sus calles aledañas y las calles Abasolo, Magisterio y dos cuadras de la calle Hidalgo.  La remodelación implicó el cambio de pavimento, con la consiguiente renovación de redes hidrosanitarias, la remodelación de las fachadas y, muy importante, el acomodo subterráneo de las líneas eléctricas, telefónicas y demás que navegaban de poste a poste.   Entiendo que las redes telefónicas o de televisión por cable, no se colocaron subterráneas en su totalidad, pasando de una azotea a otra en algunos casos.

Como quiera que haya sido el resultado fue hermoso y, con el natural deterioro, prevalece en su valor estético quince años después.  Siguiendo este criterio a lo largo de los siguientes años se hicieron remodelaciones en las calles de Allende, Guerrero, Pípila, Juárez y Arista, en los tramos de estas calles cercanos al centro histórico. 

Pero, a diferencia de la primera remodelación efectuada, en las demás calles los cables aéreos prevalecen y no porque se haya olvidado de instalar los ductos subterráneos necesarios, parece ser más bien un asunto de que las complicaciones de recolocar todos esos cables son muchas y el beneficio muy poco. En lo primero estoy de acuerdo, en lo segundo no, máxime si observamos la enorme cantidad de ciudades y pueblos (mágicos o no) que han incrementado su belleza al "esconder" bajo tierra sus instalaciones eléctricas telefónicas o de tv por cable.

Para darme una idea, una muy leve idea, de lo que ganaríamos ocultando estos cables, realicé estas imágenes comparativas. Con y sin cables se podría llamar este artículo. Y ya que reconozco que esconder cables no es fácil, tampoco se crea que limpiar estas imágenes fue algo rápido y sencillo.
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Conversaciones, con don Armando Maldonado

Habiendo ya escrito sobre actividades cotidianas y como se convierten en tradiciones, me pareció que el oficio del carnicero y las carnicerías serían un tema también interesante. Creo que hace cincuenta o cuarenta años, la carnicería más conocida del pueblo (y con ella las indescriptiblemente sabrosas carnitas que ofrecía) era la de don José Maldonado ( José "El Chaparro") y su hijo Armando. Sabiendo que don Armando está retirado de su negocio me pareció que sería muy interesante platicar con él.  Nunca había tenido más temor de ser imprudente en mis pretensiones de entrevistar a alguien. Aún así me animé a tocar a la puerta de su casa y él personalmente abrió. Tras una brevísima explicación de mis intenciones, muy amablemente me pasó al interior y platicamos durante un rato.

He suprimido mis preguntas salvo cuando son necesarias para la comprensión de la conversación, en ese caso mis preguntas o comentarios van entre corchetes  [     ].

Yo nací aquí en Comonfort en 1940, tengo 82 años, mi papá me enseñó el oficio, pero el papá de él, mi abuelo, no era carnicero; era empelado se llamaba Bartolo Maldonado. Pero mi papá, don José, muy joven, tenía 19 años pidió trabajo aquí con los Mota (ya finados) y se enseñó rápido, muy rápido y hacía unas carnitas pero de veras sabrosas… el chicharrón le salía muy bueno, muy bueno.

Un chicharrón que hoy en día nadie lo hace, sobre todo porque antes no se engordaba el ganado con químicos sino con cosas limpias, los puercos, lo más que tragaban eran desperdicios y maíz y ahora los hacen crecer a base de química. Las reses igualmente y no, no, ya no es igual.

[Don José, ¿puso su carnicería propia?]

Bueno, al principio vendíamos en una mesa, ahí en la planchuela, la plazoleta afuera de San Francisco de Asís. Por cierto, que una ocasión el finado Sr. Cura Reyna le dio un piquete por atrás y mi papá se enojó y volteó muy enojado diciendo:
-Ora hijo de… 
-José, es el Sr. Cura- le dijo mi mamá.
-Ah, Perdón Sr. Cura- y rápidamente le echó su cooperación; andaba el Sr. Cura pidiendo para la torre.

Ya después cambió la cosa, Dios nos socorrió a manos llenas. Tenía a mi mamá, muy bonita, en México y yo le mandaba sus centavos, y mi papá ya trabajaba en esto.
En aquellos tiempos, no era raro que los propios carniceros criaran sus animales. Cuando yo me casé mi esposa Lupita me ayudó mucho, mucho y Dios nos socorrió a manos llenas. Nos hicimos de un pequeño ranchito y atendía yo el negocio (la carnicería) y luego los animales.

Antes de eso mi papá tenía su negocio, yo trabajaba en México y un día llegué y se enojó conmigo. Me pregunto qué quería aquí y yo le dije: "Yo vengo a ayudar"; ya después se convenció de que sí le venía a ayudar, porque antes, cuando llegué me dijo:
-Aquí no hay paga, no hay paga.
-No, yo nada más quiero que me des permiso de darme un taco y me dejes dormir en tu casa.
Y ya. En esos días yo tenía a mi mamá muy malita en México. Me vine y me dio su bendición y le dije: "Te vas a mejorar, te vas a poner bien".

Y me vine para acá y mi papá no me tenía mucha confianza, pero ya poco a poco me gané su confianza, después si ya me dejó toda la… como dice el dicho: "Me dejó las riendas". Eso habrá sido en el 1970 por ahí más o menos.

Ojalá fuera tan fácil
(con y sin cables)

-Compadre, fíjese que le venden la casa.
-Y, ¿cuánto quieren?
-Mil doscientos pesos -le dijo mi mamá.
En aquel tiempo era mucho dinero.
-Pues agárrasela, comadre, agárrela, ya de ahí nadie te va a sacar.
Y el señor el dueño luego dijo:
-Ahora dame mil cuatrocientos pesos.
Y le dijo otra vez su compadre:
-No importa, agárrala, no seas tonta, comadre.

Ya le escribió a mi papá y él contestó "Déjame ver cuanto completo, pero compra, no lo dejes ir".

Esa primera casa estaba aquí en Arista, más hacia allá, pero no por estar cerca del rastro había alguna ventaja, de todas maneras matábamos de contrabando. En ese entonces estaba el difunto Cheché Sánchez de inspector, hijo de don Alfredito, a final de cuentas decía: "Haz lo que quieras".

No es un oficio difícil, como todo tiene su chiste, pero ahora como que ya no quieren trabajar, ahora ya no hay rastro, todos matan de contrabando. Pero, por ejemplo, mi nieto ya compra pura canal, ya no compra los animales, compra la pura canal. Y antes la ganancia era el menudo, las tripas, el cuero, la cabeza, y algo que escurría de la sangre. Pero ya no hay nada de eso, no hay ni rastro, como dije.

Yo a los catorce años era matancero completo y trabajaba con el difunto Everardo Nieto…

Mi mamá nos había dicho: "No agarren a nadie nada. Trabajen correctamente". Así hicimos. Pero una vez (no se cómo se me ocurrió), la Señora Raquel, de ahí de la esquina, me dijo: "Dame una botanita, no seas malo" y me vio don Everardo, me preguntó:
-¿Cuánto le vendiste?
-No, fue una botanita.
-No-me dijo-, no, mira, ya no puedes trabajar aquí.

Ya en los tiempos de los setentas, ochentas, un día normal de trabajo empezaba con la matanza de los animales, eso obliga a levantarse a las dos de la mañana, algo así.

Yo me casé y me ayudó mucho, mucho mi mujer. luego fue cuando Dios nos socorrió, que compramos la primera carnicería en Abasolo 13 y luego, años después, me vendieron la carnicería que está al lado. Me la vendió el señor Heriberto Guerrero. Ya había fallecido una hija de él y luego él mismo; tenía otra hija, Yolanda, que ya falleció y desde entonces estuvimos ahí.

Por cierto, la hija Enriqueta falleció ahí, en la carnicería, estaba sentada y le dio un paro cardiaco.  Joven, relativamente joven; nada más queda Chelo y Pepe porque sus hermanos también ya fallecieron. 

Si yo me levantaba a las dos de la mañana, mi esposa se levantaba a las cinco, a las cinco todos los días y se iba al negocio, cuidaba mucho a los empleados y cuando descubría algún robo (a veces embolsaban pedazos de carne en papel celofán) se enojaba mucho.

En esos tiempos cada día se consumían bastantitos animales, los compraba a veces en Celaya o en otras partes.

Para los puercos es el mismo negocio, de que la ganancia está en las vísceras, la cabeza, la piel, pero tampoco ya compran animales ya maneja pura canal. De todos modos, ya no hay ni rastro.

[Don Armando ríe brevemente cuando le cuento que a mí de niño me mandaban a comprar a su carnicería, cuando decía "me da medio kilo de bisté de res", siempre me corregía en tono amable:  "Bistec de res"].

[Yo recuerdo a su hermano Luis, trabajando con usted o en otras carnicerías]

Sí, él una temporada se vino para acá, ya después se fue otra vez.

Sí, cuando había una fiesta en la familia llevábamos de las carnitas de la casa, sí había quien las hiciera también, pero cuando mi papá ya se había enseñado hacía unas carnitas… y un chicharrón de res, también.

Muchos años colaboré en el gremio de carniceros del corpus como participé y colaboré muchos años, lo mismo que mi papá. Ahora que ya no trabajo también participo y voy al templo ese día. También a mi papá le agradó y también iba a San Juanita de los Lagos, duró como cincuenta años yendo, al último nada más lo invitaban porque los hacía reír.

[Yo recuerdo que don José solía traer pequeños recuerdos de sus visitas a San Juan de los Lagos y los repartía con sus conocidos, a mí madre varias veces le otorgó alguno de esos recuerdos y ella apreciaba mucho ese detalle, me decía que era una gran muestra de amabilidad de parte de don José]

Sí, en el trato con la gente procuraba uno ser amable, aunque estábamos ahí desde temprano

Cuando me faltó mi mamá, mi esposa fue un gran, gran apoyo, me ayudó mucho, mucho.

En aquellos años había otras personas que se dedicaban a la carnicería: don José Sánchez (el del lunar), don Agustín Govea, otro señor (que por cierto estaba pinto), pero vendíamos mucho, gracias a Dios. Todos trabajábamos más o menos igual.  Ahora hay cosas diferentes, empezando por los animales, ya es pura química.

No había tanta competencia como ahora, ahora hay muchas carnicerías, muchísimas.

Gracias a Dios a mí me conoce mucha gente. Me voy al Jardín, ahí me siento y pasan las gentes que me conocen, principalmente adultos, los chiquillos ya no me conocen, pero de todas maneras yo ahí estoy y muchas personas me saludan y otras platican un rato conmigo.

Estoy con mis enfermedades también, porque yo fumé mucho, tomé mucho, me hizo daño, pero ya también dejé de trabajar.

Sí me salgo a veces a caminar, debe uno caminar porque ya está grande, si no camino ahorita ya después.

Del Chamacuero de hace cincuenta años, pues la verdad no ha cambiado mucho.

¿Tu señora es hija de don Pancho González, de Escobedo?

[Es nieta, es hija de don Salvador González].

Sí, a don Panchito le compraba mucho y a su hijo también, después.

Yo me acuerdo, claro, de don Ambrosio Macías y de don Pepe Carracedo. Y del Rojo que no es contemporáneo mío, él es mayor que yo. Y por aquí cerca vivió, con su mamá y en algún momento estuvo Rafael Elías.

Una cosa: todos me conocen por Armando, pero soy José Guadalupe Maldonado (un error de las tías)…

Mi mamá se llamaba Elena.

Cuando yo estaba en México tenía a mi mamá muy malita allá, en México. Me decía: "Hijo, me siento mal" y yo: "Tú te vas a componer". Me dijo "háblale a tu tío", pero antes me dio su bendición. Fui por mi tío, le dije: "Está muy malita, quiere verlo", pero cuando llegamos ya había fallecido. Y pues ya…

Tuve un amigo cubano: Mario Fariño, era mi paño de lágrimas, todo le platicaba. Esa vez le dije: "Señor, ¿no me hace favor de prestarme unos centavos? porque ya acabó mi mamá". "Sí, cómo no, cuánto quieres". "Pues quiero diez mil pesos". Me los dio y ya me la traje, pero me ganó la carroza, llegó antes que yo.  Le pregunté a mi papá:

-¿Les pagaste, papá?
-No me alcanzó.
-Págales -le dije.

Y le pidió prestado a un tío doctor (Toribio Méndez) y ya le pagó. 

De mis hermanos, Antonio y Luis, ya fallecieron, Antonio seguía de mí y Luis era el mayor, falleció mi hermano Antonio en Cuernavaca, se casó y se fue para allá, en su momento nos hablaron que ya había terminado.
Luis murió aquí en Comonfort, de cirrosis hepática. Por eso nada más quedamos tres nomás quedamos Roberto, Margarita y yo, tres.
.
El 6 de abril fallecieron mis niños Ernestito, Armandito.

Mi Lupita y sus hermanas también ya fallecieron; mi suegra, doña Lupita; mi suegro, el señor José Cruz Silva, se van las personas, nos vamos todos...

Nunca ocuparé el lugar de mi mujer porque nos quisimos mucho, primero mis hijitos y luego mi Lupita, todos fallecieron, ya todos fallecieron, mi papá, mi mamá…

Y… ahora...

no estoy acongojado, soy realista, todo algún día tiene que ocurrir, allá vamos todos y qué le hacemos.

Dios nos dice: "Ayúdate que yo te ayudaré".



De entre la gran cantidad de fotografías y documentos que me compartió un apreciado colaborador de esta página, venían dos fotografías de Agustín Ayala García, el padre Agustín. Segun concluyo son de su época en el seminario Montezuma College de Nuevo México.  Como encontrar estas imágenes nos dio mucho gusto, nos dimos a realizar otra edición digital de la obra de este gran poeta: 

En 1968 Agustín Ayala editó un poemario al que denominó Bajel de Llantos. A la manera en que un libro de cuentos toma su título de uno de los cuentos que lo integran, yo me aventuro a decir que Bajel de Llantos es un conjunto de poemarios bastante bien compáginados y uniformes en cuanto a su temática y sus formas estróficas.  Tan es así que el libro contiene varios subtítulos o capítulos, uno de ellos ya lo habíamos compartido en este espacio y es el llamado "El cristo aquel". Que no sólo es uno de los poemarios más conocidos del padre Agustín, sino que figura en otros de sus libros, como "Del Remolino de Dios". 

Finalmente, y aunque leerlo siempre es gratificante, sea en el orden que sea. Él decidió compilar ciertos poemas en un mismo libro y llamarlo "Bajel de Llantos". En esta edición que hoy compartimos colocamos todos los poemas previos a la parte donde viene "El Cristo Aquél".  Los poemasa que vienen despuéss de dicha sección los compartiermos en alguna futura actualización de este espacio. Con ello conformaremos, en una bonita trilogía, la totalidad de la edición de 1968 de Bajel de Llantos.

Como una singularidad, muchos de los títulos de los poemas y de los capitulos están escritos en latin (o en arameo) y son fragmentos de los evangelios o de antiguas composiciones sobre el tema de la Pasión de Cristo. Si en la edición original no venía ninguna nota ni traducción, nos pareción inadecuado llenar el texto de notas al pie, por lo que la traducción de todas estas expresiones figuran en un apéndice al final del libro. Comprender el título, y asociarlo a los pasajes de la Pasión de Cristo correspondiente, permite una mayor comprensión y disfrute de los poemas.


Hace algunos años, alrededor del revuelo que produjo el bicentenario del inicio de nuestra independencia, escribí un breve artículo acerca del Mariscal Ignacio Camargo. Dicho artículo sigue, por supuesto, disponible en este espacio.


Para más conocimiento les comparto un par de biografías, una es de Alejandro Villaseñor y Villaseñor(1) ; la otra la tomé de la página del Poder Judicial del Estado de Michoacán:


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Nótese que ya se le llama Ciduda de México. En este auto, básicamente se pide a las autoridades locales que recaben información y procedan a hacer justicia. En el siguiente fragmento se pide a la "Justicia más cercana" que intervenga y le otorgan el poder necesario para ello.

Como lo había ofrecido, el alcalde de San Miguel acudió a Celaya y le fue refrendado el encargo. No sabemos si el que el escribano se excusase tiene relación con la recusación mencionada al principio.
.
Resultó que la "Justicia más cercana" era la de San Miguel el Grande (todavía no "de Allende") que además lo era de San Felipe, y además era "Capitán a guerra en sus fronteras", algo más propio de los tiempos de la Guerra Chichimeca en la segunda mitad del siglo XVI, pero que alguna resoncnacia seguiría teniendo en 1728. Destaca el ritual descrito en las últimas líneas.
Aunque el proceso se ha delegado al alcalde de San Miguel, este sigue participando a las autoridades de Celaya, en este oficio parece todo destinado a dar aviso a las partes y a recabar información. Nuevamente el escribano se excusa pero aquí ya da sus razones, par que no ande yo conjeturando.

En la siguiente actualización publicaremos el resto de este documento.

¿Qué sucederá?

¿Seguirá el despojo de tierras al Santuario de La Santa Cruz?

¿Entrará en razón el Villano de esta historia, Francisco Sánchez Calderón (gente de razón)?,

¿o seguirá descalabrando a los mayordomos de sus vecinos para quitarles las tierras?...
Como resulta evidente ambas fuentes consideran a Camargo nacido en Celaya.  Muchos años antes del Bicentenario, hacia 1998, o antes, el profesor Plácido Santana localizó la fe de Bautismo de Ignacio Camargo, misma que reproduzco y que nos dibuja a un personaje pariente de Manuela Taboada y no solo eso, los padres de Camargo y los de Manuela se casaron el mismo día y en la misma ceremonia, lo cual se infiere de otros documentos que no vienen al caso.

Pero sabemos, a partir de esta fe de bautismo, que Manuela Taboada, benefactora del Movimiento Insurgente, era prima del Insurgente Ignacio Camargo, como también lo era el insurgente, menos conocido y menos destacado, Pedro Taboada.

Este es dicho documento, localizado por el Prof. Plácido Santana:
Un detalle curioso, la frase tachada dice: "a quien advertí de su parentesco espiritual", esta era una fórmula empleada en todos los registros de bautizo de esa época pero, como el padrino era también sacerdote, resultaba innecesario advertirle de dicho parentesco espiritual adquirido.

Si se le dificulta leerlo le paso mi "transcripción" de este texto.
Considerando el origen celayense que las anteriores biografías otorgan a Camargo, en su momento le pregunté al respecto al entonces Cronista municipal de esa ciudad: el profesor Herminio Martínez, me dijo textualmente:
No lo cito de memoria me contestó en un correo electrónico y, por supuesto, le envié una imagen de la fe de bautismo de Camargo.

No tendría sentido, ni me interesa, debatir cualquier imprecisión menor que hubiera en la información anterior, pero sí puedo afirmar que, efectivamente, José Leonardo Ignacio Camargo tuvo un hermano llamado Carlos Antonio, nacido en 1781.

Y además de todo lo que expuso, tiene razón el maestro Herminio al decir que no hay acta de nacimiento. Con los medios a mi alcance he buscado en los registros parroquiales de Celaya, sin encontrar a ningún Ignacio Camargo en 1782,1783, unos años antes, unos años después y también en 1772, porque algunas fuentes electrónicas manejan su nacimiento en ese año. Aclaro, yo no lo he encontrado, esto en modo alguno asegura que dicho documento no exista.

Ahora bien, la gran cuestión, y es la que da sentido a este artículo, es la siguiente: Al margen de todo lo expuesto, José Ignacio Leonardo Camargo e Iriarte, nacido en Chamacuero el 17 de marzo de 1783, primo de Manuela Taboada, ¿es el insurgente muerto en Chihuahua el 10 de mayo de 1811?

¿Qué motivos puedo tener para dudarlo?

El primero de ellos lo encontré en la monografía del Prof. Abel Gómez (primera del municipio, por cierto) donde nos dice que en 1826 Ignacio Camargo fue designado como alcalde de Chamacuero, cuando se desempeñaba como regidor.

Claro que pudo ser un homónimo que vivía aquí en 1826 y quién sabe de dónde vino.

En un documento del archivo histórico de Comonfort, de enero de 1821, que ya hemos compartido en este espacio, aparece mencionado y en su rúbrica un Ignacio Camargo, que puede ser el mismo de 1826.

Esta es su rúbrica

En los archivos parroquiales de San Francisco Chamacuero aparece, en 1806, el siguiente registro:
En algún momento don José se vio obligado a vender una de las concesiones y otra se perdió al no haber un camión apropiado para utilizarla.  Porque no se crea que alguien compraba un camión y lo ponía en servicio a su gusto; don José debió presentar el planeamiento en "Tránsito del Estado". Se hizo el estudio correspondiente de la necesidad de este servicio por parte de la población. Presentaba los horarios que le exigía la dependencia y había, con los criterios técnicos de aquellos años, una revista mecánica periódica a las unidades. Venían y checaban el funcionamiento de los camiones. No obstante no había, como ahora, un límite para la antigüedad de las unidades en servicio. Adicionalmente a todo esto, si usted observa la primera fotografía de este artículo, tal vez disitnga, en el lateral del camión, las palabras Soria y Escobedo, resulta ser que el permiso que obtuvo le permitía dar servicio hasta Soria, si así lo decidía. Pero, imagino que por motivos prácticos, el servicio, en esa ruta sólo llegaba hasta La Pama, bueno, hasta "El Tlacuache".

Tal vez por las rutas lentas no se tiene memoria de algún accidente de estas unidades. Alguna vez, dada la demanda que, en ciertos días, especialmente el domingo, tenía este servicio, el camión venía lleno en su totalidad y el ayudante del chofer, que justamente iba en esos días para facilitar el acceso, venía colgado del estibo, como si fuera por las más populosas rutas de la ciudad de México en hora pico.

El servicio funcionaba solamente con el chofer, sin un cobrador, solo los domingos como mencionamos.
Cuando estaba yo en México trabajaba en el Supermercado Sumesa S.A., en la carnicería de esas tiendas. Llegaban los canales y había que trabajarlos, ya unas señoritas se encargaban de acomodar los cortes, eran las empacadoras.

También recuerdo que me fui al norte en el 1960, con un señor que fue comandante siempre, se llamaba Juan Gómez y él me "Pasó". Le dijo mi papá: "Pásalo, no seas mala gente".  Y sí, iban dos o tres amigos conmigo, pero pues no tenía ni para el pasaje, le pedí dinero prestado (500 pesos) al difunto Jesús Palomares. Y luego ya en la primera quincena le pagué, no me lo gasté todo, nomás gasté ciento sesenta y cinco. Y en la primera quincena me dijo mi papá: "Págale, por favor, porque los créditos son tremendos". Y ya luego me regresé, duré un año. Andaba en el campo, primero llegamos con la uva, luego la zanahoria y luego el jitomate, el tomate y luego el durazno; en un pueblo que se llama Manteca, California, en medio de Stockton y Modesto.

Desde niño conocí el oficio, pero no directamente con mi papá, al principio yo me metí al rastro, cuando había rastro, ahora ya no hay. Ahí empecé poco a poco, primero empecé a inflar chivas [sonríe] (se inflaban las chivas) y luego me enseñé a pelarlas y me pagaban 50 centavos por cada animal. Pero gracias a Dios aprendí muy pronto, después me fui a Estados unidos, luego a México y después ya no volví a salir.

Nosotros vivíamos en la calle Arista, rentábamos, la verdad es que éramos muy pobres, vivíamos a un lado del rastro y luego enfrente del rastro y luego ahí junto al difunto Rafael Elías; así andábamos rodando hasta que por fin compró la casa mi papá, luego de que se había ido a Estados Unidos (también él se fue).

Artículo sobre Ignacio Camargo
Aquí no se le consigna solo como Ignacio Camargo sino como José Ignacio Camargo. Pero podemos pensar que el insurgente Camargo bien podía ser padrino de quien quisiera, cuatro años antes del inicio de nuestra independencia; sin embargo, años más tarde, en los libros de matrimonios, José Ignacio Camargo vuelve a aparecer como Padrino lo mismo que su esposa Ma. Josefa Camarena y aquí, con toda contundencia, puedo afirmar que es el mismo Camargo del registro anterior, pero no puedo decir que es el que fue alcalde años más tarde y , menos aún, el insurgente que murió en Chihuahua, dado que este registro data de septiembre de 1811, cuatro meses después del fusilamiento del insurgente:
Finalmente, un Ignacio Camargo falleció en Comonfort en 1827:
No sé qué circusntancia les llevó a omitir el nombre de la conyugue del difunto Camargo, conjeturando imagino que es el mismo y dejó libre a doña Josefa Camarena, pero sigo sin entender la omisión.

Al momento, concluyo que un Ignacio Camargo (o varios) vivieron en Chamacuero mucho más allá de la fecha en que el insurgente había muerto.

Pero para saber si la fe de Bautismo de 1783, pertenece al insurgente o a un homónimo, existen dos caminos, uno: que conozcamos el nombre completo del insurgente, solo se me ocurre que debe existir su declaración de cuando fue juzgado en Chihuahua y debe tener más datos sobre su origen y parentescos.

El segundo método es que encuentre yo la información matrimonial, o el registro correspondiente, del matrimonio de José Ignacio Camargo con Josefa Camarena. Este registro parece no estar en Chamacuero y ello me hace suponer que pudo casarse en otro municipio. Pero, esté en la ciudad que esté,  ahí tal vez venga su nombre completo y, si coincide con los datos de la fe de bautismo de 1783, ya sabríamos que nuestro Ignacio Camargo no fue un mártir de la Independencia de México, pero sí fue padrino de bautismo, de bodas, alcalde y vivió en su pueblo hasta los 44 años.

No es que quiera ser irónico, es que de tanto encontrármelo en los archivos ya le tomé cierto aprecio; ya le agarré cariño.


[No son de la época, pero sí del mismo lugar y seguramente con la misma receta. En mi opinión de consumidor Carnitas y Chicharrón siguen estando deliciosos]
Años antes de este cambio compró otro camión que destinó a la ruta de Comonfort a Orduña y Morales. (Unos diez kilómetros de ida y otros tantos de vuelta); también esta ruta fue diseño suyo. Ese era un Ford 67. Estas rutas parecen cercanas, pero hay que considerar que a lo largo de todo el trayecto subía y bajaba gente y que, aún en aquellos años, en el camino de Comonfort a La Palma había viviendas casi ininterrumpidamente. En la otra ruta quedaban las comunidades de Don Juan, Orduña de Abajo, Orduña de Arriba, Nopalera y Morales. Además, ambos trayectos eran caminos de terracerías, no siempre en las mejores condiciones. Con toda esta combinación de factores no podemos hablar de un rápido recorrido. Era un viaje lento, polvoso, traqueteado, pero era indispensable (y de mucha ayuda) para los usuarios. 

La ruta hacia La Palma tenía una periodicidad de una hora, es decir si uno esperaba el camión no pasaría más de una hora para que este llegara y si, por alguna razón, no lo alcanzaba a abordar, una hora después volvería a pasar. Claro, en los horarios "habituales", que iban más o menos de 5:30 de la mañana a 9:00 de la noche, no se crea que a las 3 de la mañana había servicio.  El camión en realidad llegaba hasta "El Tlacuache", hoy colonia Álvaro Obregón, ahí se daba vuelta y se regresaba, al llegar al otro extremo de la ruta, en este caso la  Plaza 5 de Febrero aguardaba ahí unos 20 minutos, pero la gente ya conocía los horarios y aguardaba sin prisa a que el autobús saliera. En ambas rutas el pasaje, en su mayoría, lo conformaban señoras que venía a vender, o venía a algún mandado. No era inusual que algún pasajero subiera con gallinas vivas como una carga cotidiana. Ya puercos o becerros no sucedió nunca. En el horario correspondiente también viajaban estudiantes de secundaria. 

Algo muy peculiar, aunque no sucedió durante mucho tiempo, fue que el camión le llevaba la carne a don José "El Chaparro", inclusive le quitaron los asientos de atrás y ahí le acondicionaban con hule o lonas; cuando el autobús pasaba por el rastro le cargaban la carne, algo muy práctico porque el paradero del camión estaba enfrente de la carnicería, en la calle Abasolo. Esto no necesariamente ocurría todos los días pero sí varias veces a la semana. Si la maniobra pudiera no parecer muy práctica hay que recordar que ese modelo de camión tenía una puerta en la parte trasera, en medio; pero no en el lateral, sino en la cara posterior.

Y aunque eran camiones de servicio urbano, no tenían asientos rígidos de plástico sino sus asientos con vinil y resortes, así como sus coderas. Parte del mantenimiento implicaba arreglar los asientos, retapizarlos o pintar las paredes.

Su hijo José andaba, un tanto por gusto y otro por obligación, en estos vehículos los fines de semana y los periodos vacacionales. Nos contó que manejaba estos camiones desde los trece años, incluso aprendió a manejar en estos, antes que en un automóvil. Acudía a las rutas ya fuera como apoyo a los choferes o cuando alguno de ellos faltaba por cualquier motivo. Don José Arellano trabajó estas dos rutas durante casi veinte años, dejando la actividad hacia el año 1982. En ese periodo, quizás hacia mediados de los setentas, otras personas en el municipio pusieron en servicio otros camiones en otras rutas: los señores Pescador y los señores Sotelo, sin que ello provocara problema alguno a don José.


En esta última imagen parece no haber más que un cable que "remuevo" digitalmente, así es, pero este cable tiene una historia absurda: recién terminada la remodelación del año 2008, cuando una nueva administración llegó a la presidencia municipal, se determinó que era necesario dar energía eléctrica a los comerciantes que se instalan, eventualmente, en el andador 5 de febrero.

Esto en sí no es cuestionable ni negativo, el problema fue que alguien, a pesar de estar recién terminada la remodelación y a pesar de los miles de pesos que costó hacer instalaciones subterráneas, alguien se dijo a sí mismo: "ahorita me cuelgo del tablero, amarro un cable por la mufa y cruzo la calle por arriba trenzando los hilos que saqué, lo amarro al poste de enfrente con alambritos y fijo un tablero malhecho de triplay con contactos". 

Obviamente no tengo idea de qué pensó quien hizo ese arreglo, pero lo cierto es que la solución implica un menosprecio absoluto a lo que ya se consiguió. Es como poner un tendedero de ropa en la sala de la casa.  Quitar  los cables que existen de hace muchos años es difícil, pero poner cables aéreos donde no había… 
Este camión hizo la primera ruta de transporte público en el municipio. Esta ruta iba desde el centro de Comonfort, hasta la comunidad de La Palma. Aproximadamente 3 km de ida y los mismos de vuelta, lógicamente. La ida de establecer específicamente esa ruta fue de don José. En los primeros años llegó a suceder que este camión se descompusiera y don José, como no tenía modo de repararlo ahí, ni de remolcarlo, bajaba el pasaje, cerraba el camión y lo dejaba ahí el tiempo que fuera necesario.

Posteriormente le inteligió para repararlo, también lo remolcaba, lo llevaba a su terreno y ahí le hacía las reparaciones necesarias; aprendió de mecánica, digamos que por necesidad, porque no tenía formación de mecánico automotriz. Y aprendió por sí mismo, lo cual no es poco mérito. A veces si la reparación era ya más complicada el señor Quintiliano Prado le asesoraba un poco. 

Al primer camión la gente le apodó "La Malesoco". Cuentan que don José Arellano se hizo compadre de una señora de La Palma y dicen que cuando pasaba por ahí la señora le gritaba: "Pérate, compadre, que se queda Malesoco", así que la gente le puso al camión "La Malesoco". Este camión tenía motor a Gasolina, pero posteriormente fue substituido por un vehículo con motor a Diesel, un International modelo 69.
En esta imagen aparece elprimer autobus, el Ford Mercury,1955. La viga, de la que se sujeta el joven de la foto, era usada para extraer los motores de las unidades. El joven de la foto es un sobrino de don José. 
El segundo autobús que realizó la ruta Comonfort - La Palma, tomándose un merecido descanso, luego de sus años de servicio.



Don José conservó el automóvil con el que dio servicio de taxi, muchos años después de que había vendido el permiso, justamente para dedicarse a los camiones. Aquel automóvil era un Plymouth  1957. Tan sólido y potente que con dicho automóvil llegó a remolcar el camión cuando alguna avería obligaba a trasladarlo de esa manera.

En los primeros años, don José manejaba personalmente su primer camión, sobre todo en la primera ruta, después durante muchos años su chofer fue don Vicente, a quien apodaban "El Loco". Otro chofer suyo tenía el apodo de "El Cigarra". Con toda seguridad estos sobrenombres serán recordados por los usuarios de aquellas unidades.

Cuando ya había finalizado la operación de sus camiones, don José volvió a irse al norte, no obstante que ya tuviera 72 años. Como tenía papeles, de cuando trabajó de joven, arregló todos los trámites, le faltó poco para obtener la ciudadanía, pero era residente, tenía documentos para entrar y salir a su arbitrio. Incluso tuvo la posibilidad de obtener una pensión, pero como le exigían que residiera un cierto tiempo en los Estados Unidos, a esa edad no le llamó la atención estar sólo mucho tiempo. Finalmente falleció en 1997, cuando rondaba los 75 años.

Yo puedo conjeturar mucho sobre la importancia que este servicio tenía para los chamacuerenses de hace sesenta años, pero más ilustrativo que dibujar una escena de señoras con rebozo y cubetas que, tras una breve espera, eran llevadas por los caminos polvosos de nuestro pueblo, baste considerar que siempre fue una actividad que redituaba, al menos lo suficiente, para seguir desempeñándose.

Claro que rememorar este ir y venir de aquellos camiones tiene una alta dosis de nostalgia, así lo comprobé en el rato que dialogué con Pepe Arellano quien, amablemente, me contó esto que aquí resumo, agradeciéndole su disposición  y esperando que sirva como un modesto recuerdo para don José Arellano Rangel.


Un Plymouth 1957, como el que tenía de Taxi don José Arellano y que conservó, muchos años después cuando no tenía ni Taxi ni Camiones.


En esta foto (que ya habíamos publicado, con información incompleta) está don José Arellano Rangel, junto al primer vehículo que utilizó como Taxi (se ve el l etrero de LIBRE en el parabrisas) este automovil era un Studebaker Comander de 1947.

Bajel de Llantos