Comonfort, Gto. a 14 de octubre de 1,944
Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Dn.
Luis Ma. Altamirano y Bulnes.
Morelia, Mich.
Muy estimado Padre:
Como no me fue posible hablarle en la Basílica, lo hago ahora aunque con brevedad.
El Médico que me atiende, al reconocer mis enfermedades el día 5 del presente mes, no me dijo nada de operación, a pesar de que, dos meses antes, estaba ya determinado a hacerla; para confirmarme más en esto, me dirigí a otro especialista, de acuerdo con el parecer de S.E. para confrontar opiniones; tampoco se decidió por la Cirugía; una tercera opinión tuve que oír, con casi los mismos resultados; queda en concreto esto: que por ahora, no es necesaria la intervención de la Cirugía, y que el tratamiento que voy a seguir en adelante, es de tonificarme; es probable que yo sea un desahuciado prácticamente y que, lo que me haga, se solo para mejor vivir en adelante; estos pocos días que restan, los debo emplear lo mejor posible.
Otro asunto: Hay aquí, en la orilla de Comonfort, como a 400 mts. de la Parroquia y como a 150 mts. de la orilla del Río de la Laja, un templo arruinado por la inundación de 1912 y empeorado, tiempo después, por un rayo; con todo, quedan los muros, con dos cuarteaduras, bastante macizos, la bóveda destruida, Altar Mayor, pavimento y Sacristía, semidestruidos; de la torre solo tiene el comienzo; tendrá de fondo algunos 40 mts; de ancho algunos siete; se ha llamado has ahora, El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, dedicado a Ella, me parece, que en 1895. De lo que fue, solo quedan, las ruinas del Templo, la Santa Imagen, y una campana. Desde entonces se ha descuidado un poquito, aquello, y el Gobierno, aprovechándose de este descuido ha estado rentando como terreno de sembradura, lo que fue el cementerio, en una bagatela; los arrendatarios ocupan la Sacristía, y un burro pasa las noches en el templo. Últimamente corrió la versión, de que estaba puesto en subasta pública, todo el Santuario; me dirigí luego a la Oficina Federal de Hacienda, para ver lo que había de cierto; el Jefe, (sr. Rojas) me dijo, que un Sr. ricachón de aquí, ofrecía tan solo trescientos y tantos pesos; algunas personas de Escobedo, algo menos; cantidades sin proporción a la que pide el Gobierno, la cual alcanza a setecientos y tantos pesos. Es probable, que en esa mezquina cantidad, el Gobierno se atreva a enajenar el templo, y que en su lugar se construya Quinta, Establo, Escuela, que sé yo, pero ya, en ese supuesto se haga muy difícil la restauración del Templo. El Sr. Rojas, me sugirió que me dirigiera a Bienes Nacionales para comunicar la reedificación y con esto quitar el predio del peligro; por tanto,
Teniendo en cuenta la edificación de otra cosa sobre las ruinas del Santuario; el entusiasmo con que la gente de toda la Parroquia, acogería la iniciativa; y el que S.E. me diera ocasión de ocupar en algo mis últimos días, de acuerdo con el Médico, le suplico, que si a bien lo tiene, se digne concederme el permiso para comenzar con el favor de Dios, está grande obra de la reedificación del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, con la bendición de su Excelencia y la ayuda de todos los fieles de la Parroquia; y que me haga favor de concederme el Templo de Sn. Antonio que esta situado al costado oriente de la Plaza Pral. de este lugar, para celebrar ordinariamente el Santo Sacrificio del Altar, y establecer, allí, a ser posible, el Comité de Mejoras, Guadalupano.
El sr. Cura Meza, acogió con cariño, la iniciativa, y me ofreció ayudarme; pero veo con pena que su salud, yendo cada día peor, no garantiza gran cosa; con todo, si persevera en su buena voluntad, me servirá mucho de acuerdo siempre con lo que S.E. tenga a bien resolver.
¡Quiera Su Excelencia acordar lo conveniente a este proyecto, esperando en todo caso su bendición!
Su hijo en C. Ntro. Sr.
J. Jesús Franco